Las arañas verdaderamente peligrosas son pocas en proporción al número de especies; la más conocida y de amplia distribución mundial es la Latrodectus mactans (familia Theridiidae), que recibe el nombre común de viuda negra; en México se la conoce con las designaciones de araña capulina o chintatlahua, que viene a ser una degeneración del vocablo original en náhuatl, tzintlatlauhqui. Esta araña se encuentra ampliamente distribuida por todo el país, tanto en regiones secas como húmedas, en las zonas frías, templadas y calientes, desde el nivel del mar hasta altitudes de 3 500 msnm o más; sin embargo, es más frecuente y abundante en los climas tropicales y templados. Normalmente vive en cualquier lugar protegido de la maleza, hierba u hoyos en troncos de árboles y raíces, debajo de piedras, montones de leña o de escombros; suele esconderse en los techos de paja, palmas o vigas, en establos, graneros y chozas; también se oculta entre los retretes e inodoros descuidados y poco aseados de los pueblos; es por esta razón que el hombre es mordido con frecuencia en el pene y el escroto. La que ataca es siempre la hembra, sobre todo cuando está cuidando su ovisaco; por regla general, no es agresiva y sólo se defiende cuando se asusta o se siente agredida. Por desgracia, cuando el hombre la toca accidentalmente, la respuesta de defensa es inmediata.
Latrodectus mactans (familia Theridiidae).
La mordedura de la araña capulina produce el síndrome llamado latrodectismo, conocido también como arañismo sistémico o neurotóxico. El veneno que inyecta, clasificado como una toxalbúmina, es una neurotoxina que actúa principalmente sobre las terminaciones nerviosas y se dice que tiene un tercio de la potencia del veneno de la víbora de cascabel. En el lugar de la lesión, debido a la introducción de los quelíceros, se ven uno o dos puntitos, rodeados de círculos rojos; pronto empieza a aparecer una gran inflamación. El dolor, que puede presentarse poco después de la mordedura o al cabo de una a tres horas, es siempre muy intenso, a veces insoportable, con sensación de ardor; se va extendiendo por los miembros y el cuerpo a las axilas y las ingles. Esto va acompañado de diversos síntomas, que varían en los pacientes, como náusea, vómito, espasmos musculares, rigidez abdominal, convulsiones, seguidas de postración y delirio; también hay vértigos, intensa sudoración fría y dolor de cabeza, dificultad en la respiración y en el habla, se dilatan las pupilas, se presenta hipertensión, pulso débil, temblor en las piernas, algo de fiebre y un gran nerviosismo, ansiedad y angustia; puede haber, además, retención de la orina y estreñimiento. En la última etapa aparece, generalmente, una nefritis aguda antes de la muerte. En ocasiones, el desenlace fatal se produce antes de las 24 horas de haber sido mordido el paciente; se presenta sobre todo, en niños, ancianos, hipertensos o personas especialmente sensibles al veneno. Hay, sin embargo, un buen porcentaje de individuos que sobreviven esta intoxicación. La mejoría se presenta al cabo de dos o tres días de tratamiento.